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9-11 ―Bien —aprobó Saúl—, vayamos y probemos.

Fueron entonces a la ciudad donde vivía el profeta. Mientras subían la colina hacia la ciudad, vieron a algunas jóvenes que salían a sacar agua y les preguntaron si sabían donde vivía el vidente: En aquellos días los profetas eran llamados videntes. «Vamos y preguntemos al vidente», decía la gente en vez de decir «vamos y preguntémosle al profeta».

12 ―Sí —respondieron—, sigue este camino. Acaba de llegar de un viaje y va a tomar parte en un sacrificio público en el lugar alto.

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